Ajo










Olor característico del aliento y del sudor. 

Nombre científico: Allium sativum





 Descripción:

Como la cebolla, el ajo (Allium sativum)se cultiva desde hace mucho tiempo. Es una hortaliza de bulbo compuesto de numerosos dientes, que se utilizan para su multiplicación; se produce un tallo floral, éste no lleva casi flores, pero sí pequeños bulbos.

Exigencias:

 El ajo exige situaciones soleadas; su cultivo se consigue en todas las tierras, a condición que no sean ni demasiado frescas ni demasiado ricas, y da muy buen resultado en suelos calcáreos. Evitar, pues, las parcelas que se han abonado recientemente con estiércol poco descompuesto.

Cultivo:

Se distinguen dos grupos de variedades: el ajo de otoño o ajo blanco y el ajo de primavera o ajo rosado. El primero, plantado en octubre/noviembre, se recoge en junio; sus bulbos se conservan difícilmente durante el invierno. El segundo, plantado en enero-marzo, se recoge en julio; sus bulbos, más pequeños, son de mejor conservación que los del ajo blanco. En España se cultiva casi exclusivamente el ajo rosado. La plantación se hace en pequeños surcos separados a 25 cm. donde las plantas se separan de 6 a 12 cm. Se eligen preferentemente los dientes que están situados en la parte exterior del bulbo o "cabeza" y se planta en la tierra de forma que su extremidad superior quede cubierta con 2 cm. de tierra. Mantener el suelo limpio. En junio-julio, a partir de San Juan, las hojas comienzan a amarillear; entonces, arrancar las plantas y dejarlas orear o secar al sol, durante dos o tres días, sobre el suelo; después, guardarlas en un local limpio y bien  aireado. La podredumbre de los bulbos es frecuente en los suelos frescos o ricos en materia orgánica. Respetar un intervalo de cinco años antes de realizar una nueva plantación de ajos en la misma parcela. Antes de plantar, limpiar las "cabezas" de la tierra que les recubre y desgranarlas en dientes y proceder a desinfectarlos con la ayuda de dichloran o de benomilo.

Composición:

Sales minerales, calcio, hierro, yodo, fósforo y sodio, así como las vitaminas A, B1, C, B2 y E. También contiene hidratos de carbono, proteínas, grasas y celulosas. «Todas estas propiedades están más que demostradas científicamente y son varios elementos activos de su composición los que les dan sus propiedades curativas».

Propiedades beneficiosas del ajo

Esta hortaliza contiene además aceites etéreoafrutados y alicina, responsable de su aroma concretada en el bulbo, un principio activo sulfurado de potente acción antibiótica capaz de inhibir el desarrollo de gérmenes patógenos.

Tiene la ventaja añadida de que no conlleva ninguno de los efectos secundarios de los antibióticos químicos, uno de los cuales es la destrucción de la flora intestinal.

Los aceites etéreos son altamente volátiles, lo que les hace disolverse muy fácilmente en la sangre. «Así son transportados por todos el organismos, lo que les hace actuar en diferentes frentes por ejemplo, en la presión sanguínea con efectos de bajar la insulina hipocolesteromiante».

Parte utilizada del ajo

La parte más utilizada de los ajos son los bulbos.

Principios activos del ajo

El bulbo pulverizado de ajo, secado cuidadosamente, contiene alrededor de un 1% de aliína [(+)-S-alil-L-cisteína sulfóxido] como el aminoácido sulfurado principal. Otros constituyentes característicos son (+)-S-metil-L-cisteína sulfóxido, gamma-L-glutamil péptidos, S-alil-cisteína, aminoácidos ubicuos, esteroides y adenosina.

En presencia del enzima aliinasa, la aliína se convierte en alicina (1 mg de aliína se considera equivalente a 0,45 mg de alicina).
La alicina es precursor de varios productos de transformación, incluidos ajoenos, vinilditiinos, oligosulfuros y polisulfuros, dependiendo de las condiciones aplicadas.

Propiedades del ajo

Debido principalmente a la alicina y sus productos de transformación, produce un efecto ligeramente hipolipemiante (colesterol, triglicéridos), antiagregante plaquetario, activador de la fibrinolisis, vasodilatador periférico (con efecto antihipertensivo), antimicrobiano (antibacteriano, antifúngico) y antihelmíntico (especialmente frente a oxiuros).

El consumo de ajo fresco constituye uno de los remedios mas empleados popularmente para combatir las enfermedades inflamatorias y degenerativas osteoarticulares.
Precauciones

Hipersensibilidad a la planta, a sus componentes o a otras aliáceas. Debido a su efecto antiagregante plaquetario, aconsejamos utilizar con precaución en caso de hemorragias activas, pre y post-operatorios, trombocitopenia, tratamiento con anticoagulantes tipo warfarina o con hemostáticos (especialmente las formas extractivas concentradas).

El consumo de ajos frescos o de las formas extractivas, fuera de las comidas, puede producir molestias gastrointestinales (pirosis, náuseas, vómitos o diarrea).

Por vía externa el ajo crudo puede producir dermatitis de contacto, por su efecto vesicante. La inhalación de polvo de ajo puede desencadenar accesos asmáticos.

Recomendación de consumo

Dosis recomendadas por la OMS: Salvo otra prescripción facultativa: ajo fresco, 2-5 g.

Comer ajo diariamente

La ingestión diaria de medio diente de ajo se asocia a un descenso del 9 por ciento de las concentraciones séricas de colesterol total. «También disminuye la agregación de plaquetas a modo de anticoagulante natural y favorece la fluidificación de la sangre. Se consigue así una reduce hipertensión, al provocar una vasodilatación de los vasos periféricos». Además reduce el envejecimiento arterial y, por su efecto vasodilatador, relaja las fibras musculares, con lo que atenúa la arterioesclerosis y previene afecciones como la trombosis o el infarto.

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