Berenjena





Solanum melongena

Ind. loc. Habitat in Asia, Africa, America

Etimología de Solanum

Del latín solanum, -i n. = en Plinio, una planta llamada por los griegos strýchnon; la que según los autores sería la hierba mora o tomatillo del diablo (Solanum nigrum L.) -en Dioscórides, strýchnos mélas kēpaîos-; al parecer, la palabra está relacionada con lat. sol, solis m. = el sol-, por alusión presumible a que se daría la planta por propia de lugares un tanto soleados. El género Solanum L. (Solanaceae) fue establecido por Tournefort (1694, 1700) y validado en Linneo (1753, 1754).






Descripción:

La berenjena es una especie anual, oriunda de las Indias. Su fuerte y rígido tallo tiene hojas con nervios, muchas veces espinosos, y grandes flores violáceas, cuyo persistente cáliz se destaca en la parte superior de los frutos.

Exigencias:

Las exigencias de esta planta son parecidas a las del tomate o ligeramente superiores; exige una situación muy cálida y soleada, encontrándose muy bien en invernáculo, bajo una cajonera o, a falta de alguno de estos elementos, a lo largo de un muro orientado hacia mediodía. Los suelos ligeros con alto contenido en humus y abonos orgánicos son los que mejor le van.

Siembra:

 Sembrar en semillero, bajo cajonera, en febrero-marzo, a una temperatura de 13 a 15°C. Trasplantar seis y ocho semanas más tarde; con anterioridad, ventilar progresivamente para habituar las plantas a las condiciones exteriores. Plantar a 50-80 cm. en todos los sentidos, sobre un suelo antiguo bien fertilizado y en una parcela bien expuesta. Cuidar que la temperatura sea la necesaria, pues no solamente la planta teme la helada, sino que también en los períodos fríos paraliza la vegetación y su desarrollo. En los climas cálidos, que permiten un largo período de vegetación, una planta de berenjena puede producir de 15 a 20 frutos; en zonas frías, como en la Rioja y la Meseta, sólo se consiguen de 4 a 6 frutos.

Cultivo:

Cuando las plantas alcanzan 15 cm. de altura, despuntar el tallo para provocar el crecimiento de las ramas secundarias (fig. 52). Limitar el número de frutos, en cantidad conveniente, cuando comiencen a desarrollar; evitándose de esta forma la producción de frutos demasiado pequeños. Si es necesario, se pondrá un tutor a las plantas. Abonar el suelo aproximadamente cada 12 o 15 días, con fertilizantes líquidos o abonos minerales cuando los frutos empiezan a engrosar.

Recolección:

Se recogen los frutos antes de la madurez, cuando toman un agradable color violeta purpúreo, cinco o seis meses después de la siembra, según la precocidad de las variedades; cortar el péndulo con una podadera o un cuchillo bien afilado, evitando lastimar el fruto. Cuando los frutos pierden su bonito aspecto brillante, pierden al mismo tiempo una parte de sus cualidades.

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