Nombre común: Alcachofa
Nombre científico: Cynara scolymus
Este cardo
bastante robusto y espinoso, originario del Mediterráneo, se encuentra en
algunos puntos restringidos del país, en hábitats ruderales. Es conocida como
una invasora agresiva de pastizales de regiones semiáridas.
Otros nombres
comunes usados en español: Cardón, cardo de Castilla (Argentina), alcaucil
(España).
Se distingue de
las especies nativas de cardos (género Cirsium) por el tamaño de sus
cabezuelas con un diámetro de 7 cm o más (hay algunos Cirsium que
pueden acercarse en tamaño, pero son de bosques, no de áreas de cultivo, y
menos espinosos) y la forma de la cabezuela que recuerda claramente a
alcachofa. Silybum marianum,
otro cardo exótico y muy robusto, que está empezando a aparecer en algunas
partes de México, tiene cabezuelas hasta 4 cm solamente, y con los brácteas
involucrales reflejas (dobladas hacía afuera).
Se propaga por
semillas. La dispersión principal es por viento, aunque generalmente vuelan
solo a unos metros de la planta madre. Dispersión a distancias más largas
generalmente es por animales o agua. Para establecerse, requiere de
perturbación del suelo, pero una vez establecido, es muy tenaz. Compite por
agua, nutrientes y tiene una sombra fuerte.
Es una planta muy
agresiva en pastizales de regiones semiáridas, puede invadir comunidades
primarias abiertas. Puede crecer en poblaciones densas, desplazar a la
vegetación nativa e impedir el paso de animales silvestres (Weber, 2003).
La alcachofa es
una de las hortalizas más apreciadas por los gastrónomos y, además, una de las
más saludables. Rica en
vitaminas y minerales, apenas contiene grasa y goza de una reputada fama por
sus propiedades depurativas. La alcachofa es la parte floral no madura de
la alcachofera (Cynara scolymus), una planta propia de climas templados.
Las partes comestibles son, en realidad, el receptáculo floral (corazón de la
alcachofa) y las hojas carnosas y protectoras que la rodean.
Apreciada desde la
antigüedad, hoy se conocen mejor sus muchas propiedades
La alcachofa es
una hortaliza que se conoce desde la antigüedad. Griegos, romanos y
cartagineses la consumían desde el siglo IV a. C. y la conservaban en miel
o vinagre, sazonada con comino y otras especies aromáticas para consumirlas
durante todo el año. En España, la introdujeron los árabes, su nombre parece
provenir del árabe "al - jarshuf".
Su origen se ubica
en una amplia
zona que cubre la cuenca del Mediterráneo. En el sur de Turquía y
Siria, aún crecen en estado salvaje algunas especies de alcachofas que se
consumían 2.000 a 2.500 años antes de Cristo, aunque las variedades de
alcachofas actuales parecen derivarse de una desarrollada por los horticultores
italianos hacia el siglo XV y que después ha ido evolucionando.
Parece que su
mayor fama culinaria la alcanzó en el siglo XVI gracias a la reina Catalina de
Médicis, casada con Enrique II, que introdujo el refinamiento florentino en
la corte francesa. Después pasó a Inglaterra, pero al parecer no fue del agrado
de los ingleses, que preferían la carne a las hortalizas. Durante el siglo XIX,
emigrantes franceses e italianos la llevaron a Louisiana y California,
propagándose su cultivo por el continente americano.
Actualmente,
los principales países productores de alcachofas a nivel internacional,
son España e Italia, sobre todo España que copa el 80% de la alcachofa
importada por los Estados Unidos.
En España domina
ampliamente la variedad Blanca de Tudela, que se caracteriza por su fruto
carnoso, redondo y, en cuya parte superior, las hojas no llegan a juntarse del
todo. Es una variedad muy tierna y apreciada. Su producción se concentra en la
zona media del Ebro, así como en Cataluña, Levante y Andalucía.
La alcachofa: baja
en calorías, rica en minerales y vitaminas
La alcachofa
carece prácticamente de grasas (0,12%) y,
al igual que el resto de las verduras, contiene cantidades pequeñas de
hidratos de carbono (2,90%) y proteínas (2,40%),
aunque éstas sean mayores a las cantidades aportadas por la mayoría de ellas.
Por esta razón, su aporte calórico es bajo (21,56 kcal/100 g).
Destaca la presencia
de inulina, un oligosacárido derivado de la sacarosa (hidrato de carbono)
que se metaboliza lentamente en el organismo manteniendo niveles normales de
glucosa en sangre.
Además, la
alcachofa es rica en fibra, necesaria para la regulación del tránsito
intestinal entre otras muchas funciones, y aporta minerales como el fósforo,
hierro, magnesio, calcio y potasio.
Cien gramos de
alcachofas cubren aproximadamente el 16% de las ingestas diarias recomendadas
de fósforo, un 10% de las del hierro y el 8% de las recomendadas para el
magnesio.
Qué vitaminas
contienen las alcachofas
Entre las
vitaminas que contienen las alcachofas destaca la presencia de vitamina
B1, niacina y vitamina C. Sin embargo, lo más destacable es la presencia de
una serie de sustancias que se encuentran en pequeña cantidad, pero que están
dotadas de beneficiosos efectos como son:
·
La cinarina,
sustancia responsable de su sabor ligeramente amargo, capaz de estimular la
producción (acción colerética) y secreción de bilis y la excreción de orina
(acción diurética).
·
Los
ácidos orgánicos, como los ácidos málico y cítrico, que facilitan y
potencian la acción de la cinarina, entre otras funciones.
·
El cinarósido,
que es un flavonoide con acción antiinflamatoria.
·
Los fitoesteroles,
compuestos vegetales semejantes estructuralmente a la molécula de colesterol,
pero con capacidad para limitar la absorción del colesterol de la dieta en el
intestino.
Propiedades
digestivas y diuréticas de las alcachofas
Por su
composición, la alcachofa no es sólo un alimento que aporta nutrientes sino que
se revela como eficaz protector de la salud.
Su bajo contenido
calórico y alta proporción de agua y fibra la convierte en un recurso
excelente de las dietas de adelgazamiento. A su vez, su contenido de fibra,
vitamina C y flavonoides antioxidantes ayuda a prevenir del riesgo de
cáncer y patologías cardiovasculares.
Es muy destacable
es el efecto protector que ejerce la cinarina sobre el sistema
digestivo y, en particular, sobre el funcionamiento hepático biliar.
La cinarina logra aumentar la producción de bilis necesaria para la digestión
de las grasas. Por esto, la alcachofa facilita las digestiones pesadas.
Además, la
cinarina ejerce un efecto positivo sobre el riñón, aumentando la
producción de orina, evitando la favoreciendo la eliminación de toxinas, de ahí
su fama como depurativa.
Además, la inulina presente
en la alcachofa, aparte de tener las propiedades clásicas de las fibras
alimentarias para regular el tránsito intestinal, contribuye a la mejor
absorción del calcio, a la estimulación de las defensas
naturales de la flora intestinal (efecto bífidus) y a reducir
el colesterol y los niveles de azúcar en sangre, lo que convierte a la
alcachofa en un alimento muy aconsejado en la dieta de los diabéticos.
Todas estas
propiedades convierten a la alcachofa en prototipo de alimento aliado de la
salud. No obstante, las mujeres lactantes deben moderar su
consumo porque modifica el gusto de la leche materna.
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